Como consecuencia de la revuelta de Cataluña de 1640 motivada por la negativa de la Unión de Armas" promovida por el Conde-Duque de Olivares, que desembocó en un "baño de sangre"
provocado por las tropas reales, causando la animadversión a la política centralista del Estado español en cuanto al mantenimiento de la política imperial.Posteriormente en 1889 se toma
este episodio para componer el actual himno catalán."Els Segadors"
El himno tiene las características de un llamamiento en defensa de la libertad de la tierra. Recoge los hechos acaecidos durante el llamado Corpus de sangre, una revuelta protagonizada por alrededor de un millar de segadores el 7 de junio de 1640, día de Corpus Christi.
Cuando estalla la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), el rey de España, Felipe IV, se vio obligado a participar como consecuencia de su parentesco con el emperador romano-germánico Fernando II, su tío. En 1624, el Conde-Duque de Olivares presentó al rey su Gran Memorial, en el que, considerando que la autoridad y reputación de la Monarquía se habían deteriorado, proponía un plan de reformas encaminadas a reforzar el poder real y la unidad de los territorios que dominaba, con vistas a un mejor aprovechamiento de los recursos al servicio de la política exterior. Estas reformas, no obstante, encontraron una dura oposición en Cataluña.
La batalla de Rocroi, donde los Tercios españoles fueron derrotados por los franceses supone el ejemplo de la decadencia política y militar de nuestro Imperio.El enfrentamiento, que comenzó antes de amanecer, duró cerca de seis horas y terminó con la victoria francesa. En ella murieron 4.000 soldados de ambos bandos y se calcula que casi 3.000 soldados de los Tercios españoles fueron apresados. A pesar de la demostración de valentía y arrojo de los soldados españoles, la "suerte estaba echada para nuestra política imperial. Francia se convertía en la gran potencia hegemónica que iba a marcar la política del continente.
“(…) - Contad los muertos, se le respondió a un francés que preguntó cuántos eran los españoles aquella jornada del 23 de marzo de 1643. Todos ellos murieron con el nombre de España entre los labios, blasfemando en buen castellano, fieles a un rey lejano que se gastaba en saraos y fiestas de la corte lo que habría de haber ido a mejorar el país, gastando en defensa de la verdadera fe todo cuanto éramos. Pero pardiez que no pudimos elegir. Somos lo que somos porque antes fuimos lo que fuimos.” (…). Alatriste
La batalla es recogida con gran acierto en la escena final de la película Alatriste (2006) dirigida por Agustín Díaz Yanes y protagonizada por Viggo Mortensen con el papel de Diego Alatriste, basada en la serie de novelas Las aventuras del capitán Alatriste de Arturo Pérez-Reverte, en la que se recogen en su escena final los momentos últimos de esta famosa batalla. Para su ambientación se utilizó la conocida marcha fúnebre de «La madrugá», compuesta por el coronel Abel Moreno para la Semana Santa de Sevilla e interpretada curiosamente por el Regimiento de Infantería Ligera «Soria» nº 9, descendiente de uno de los Tercios Viejos que participó en dicha batalla, que es, además, la unidad más antigua del Ejército Español, y que desde entonces tomó el sobrenombre del «Tercio de la Sangre» o «Sangriento», debido a su valiente actuación.
Flandes será el gran problema de la monarquía, y la obsesión del Conde-Duque.
En los primeros años de la guerra España obtendrá importantes victorias. La toma de la ciudad de Breda ha pasado a la historia, no solo por su importancia estratégica, sino por haber sido inmortalizada por Velázquez. En esta larga escena de Alatriste podréis haceros una idea de lo que era la guerra en aquellos tiempos.¡¡¡ Había que tener valor!!!